Richard Avedon

 Richard Avedon

15 mayo 1923, Nueva York - 1 octubre 2004, San Antonio (EEUU)

"En el mismo instante en
el que una emoción o un hecho se convierten en una fotografía, dejan de ser un hecho para pasar a ser una opinión"

Richard Avedon es reconocido mundialmente por ser el hombre que revolucionó el mundo de la moda. Fue el director de fotografía de la revista Harper’s Bazaar durante dos décadas, hasta que en 1966 pasó a convertirse en fotógrafo de Vogue USA.

Nació en la ciudad de Nueva York, en una familia que tenía una tienda de moda en la Quinta Avenida, Desde pequeño vivió rodeado de revistas de moda gracias al negocio de sus padres.


Sus escenografías elegantes pero excéntricas, hicieron de la fotografía de moda algo más parecido al mundo teatral o cinematográfico.

Con el concepto de los "modelos" como protagonistas y/o personajes cambió radicalmente el concepto fotografía de catálogo vista hasta la fecha.

Aunque la moda fue el principal baluarte y donde comenzó a hacerse un nombre, sus ganas por mostrar las tensiones presentes en la sociedad de su tiempo dieron vida a un gran número de fotografías y proyectos de este calibre.

Así en 1964 apareció ‘Nothing personal’ el primer libro social de Richard Avedon. Es un ensayo fotográfico, en colaboración con el escritor afroamericano James Baldwin que lucho contra el racismo así como por la aceptación de la homosexualidad en una sociedad intolerante y peleó por los derechos civiles. Juntos, realizaron una combinación perfecta para expresar la hipocresía de la sociedad blanca americana.


A finales de los 1960 y principios de los 1970, Avedon realizó reportajes sobre líderes militares y víctimas en la Guerra de Vietnam y manifestaciones anti-guerra en los Estados Unidos para el diario New York Times. Para finalizar estuvo en 1990 en Berlín para documentar la ciudad dividida. 


Sus retratos de personalidades famosas y desconocidas posando frente a un fondo blanco, con una aparente sencillez consiguieron plasmar rasgos inesperados de los rostros de personajes de la envergadura de Marilyn Monroe, Andy Warhol, George Bush, etc... Con una técnica muy sobria pero efectiva conseguía, en muchos casos, que los sujetos retratados perdieran la tensión: cuatro horas hablando podían hacer que muchas personas bajaran la guardia.


“Un retrato no es una semejanza. En el mismo instante en que una emoción o un hecho se convierte en una fotografía deja de ser un hecho para pasar a ser una opinión. En una fotografía no existe la imprecisión. Todas las fotografías son precisas. Ninguna de ellas es la verdad”


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