Cristóbal Hara
1946, Madrid (España)
“Las fotos interesantes se hacen cuando te llevas a ti mismo al límite: físico y emocional.”
Nació en Madrid en 1946, de madre alemana, en el seno de una pudiente familia paterna instalada desde hace décadas en Filipinas.
Su madre murió teniendo él apenas unos meses y su padre se volvió a casar con una mujer norteamericana, con quienes vivió durante años a caballo entre Filipinas, Estados Unidos, Alemania y España.
Hace fotos desde los cinco años, cuando su abuela le regaló la cámara más famosa del momento: la Kodak Brownie.
Estudió Derecho y Administración de Empresas en Madrid, Hamburgo y Munich, pero su pasión era la fotografía.
Así que al acabar los estudios universitarios, en 1969, a sus 23 años, decidió convertirse en fotógrafo en Londres.
Hacía una delicada fotografía en blanco y negro que pronto fue reconocida en el mundo artístico.
Y comenzó a trabajar para la agencia John Hillelson.
En 1974, a los 28 años de edad, ya exponía su obra en el principal museo de arte y diseño del mundo: el Victoria & Albert Museum de Londres.
Trabajó también para la agencia Viva en París y era habitual ver sus fotos en El país, El País Semanal y La Vanguardia, a la vez que seguía ilustrando revistas como Camera, Creative Camera, DU. Aperture, Photovisión y European Photography.
La decisión de pasar del blanco y negro al color fue su salvación cuando estaba a punto de abandonar la fotografía.
“Yo casi dejo la fotografía porque no podía avanzar en el trabajo. Estaba haciendo fotografías como hacía todo el mundo. Me aburría a mí mismo el trabajo que hacía y no había forma de avanzar. Entonces empecé a trabajar en color y se me abrió la puerta de golpe. Y toda esa frustración de años de no poder avanzar en mi trabajo de repente se soltó y es cuando pude trabajar de verdad al límite físico y emocional.”
En su madurez se ha propuesto fotografiar, dando gran presencia al color, su recuerdo mágico de la España provinciana. Todo aquello que le llamaba la atención de niño: las anécdotas de las procesiones en el mundo rural, el submundo de las fiestas populares, la pelea diaria de los aprendices de torero que luchaban por hacerse un hueco en las plazas de toros, la trastienda de aquellos soldados del régimen que no siempre estaban en formación.
Su fotografía refleja lo extraordinario de la tradición ordinaria y la cultura española, valiéndose de ingenio, inspirado en la cultura pictórica y haciendo funambulismo en la frontera entre realidad y ficción.
Su fotografía es dinámica y sus fotos son puro expresionismo pictórico, con un tono irónico.
Documenta hechos noticiosos desde la perspectiva del antifotoperiodista al que interesa más la anécdota del hecho que el hecho en sí y que se preocupa más de la composición del lenguaje fotográfico que el simple documento gráfico del acontecimiento.
“Soy muy mal fotógrafo de prensa: me distraigo con el tiempo, el sol, la luz…”
Cristóbal Hara ha publicado varios libros de fotografía.
Actualmente vive en un pequeño pueblo cerca de Cuenca.
Está representado por las galerías: Marlborough en Madrid y Jacob Witzenhausen, en Amsterdam.
El Museo Reina Sofía tiene en su archivo fotos de su serie ‘Lances de aldea’, pueblo taurino que el artista fotografió en 1985.
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