Germaine Krull

Germaine Krull

29 de noviembre 1897 Wilda (Polonia) - 31 de julio 1985 Wetzlar (Alemania)

"Con solo un clic, la lente captura el mundo exterior al mismo tiempo que captura el mundo interior del fotógrafo."

Germaine Krull fue una mujer libre y provocadora, durante toda su vida evitó las obligaciones que la sociedad imponía a las mujeres de su época. Fue una figura indispensable de la vanguardia europea entre 1920 y 1940, iniciadora del fotoperiodismo moderno y pionera en publicar sus imágenes en un libro como fin en sí mismo.

Gran olvidada de las antologías de fotografía, la obra de Krull se encuentra en la actualidad en proceso de recuperación a través de diversas adquisiciones y trabajos de catalogación.
Germaine Krull nació en 1897 en la ciudad de Poznań (hoy Polonia, en aquel entonces parte de Prusia oriental).
Durante la niñez recorrió gran parte de Europa acompañando a sus padres en búsqueda de empleo, esta circunstancia hizo que la pequeña Germaine tuviese una infancia poco convencional, sin acudir a la escuela, pues era su propio padre –de ideas librepensadoras y progresistas– quien la educaba en casa. Sin duda, este interminable peregrinar sembró en ella su futura pasión por recorrer el mundo con una cámara de fotos. 
Fue en 1915 cuando comenzó a asistir al Instituto de Investigación y Educación de Fotografía de Múnich, que admitía a mujeres desde hacía apenas diez años. Aquí fue donde se formó durante tres años hasta que abrió su propio estudio fotográfico en la ciudad. En esas mismas fechas Krull era ya una ferviente activista política de izquierdas, y en 1919 se sumó a las filas del Partido Comunista Alemán. Esta militancia política le causó numerosos problemas, ya que ese mismo año fue detenida tras ser acusada de ayudar a un enviado de los bolcheviques rusos.
Tras la detención, en 1922, se estableció en Berlín. En la capital alemana trabajó algunos años al frente de un estudio fotográfico en el cual las mujeres ya habían pasado a ocuparse de las tareas principales de la fotografía (especialmente la toma de las imágenes), no estando ya relegadas sólo a las secundarias (los retoques).
Durante un viaje a Ámsterdam fotografió los paisajes industriales, que unos años después, ya en París, darían lugar a su primer libro fotográfico, Métal (1928).
Más allá de la novedad del formato libro, Métal fue un trabajo sobre el alcance discursivo que podía abarcar el mismo. Krull no solo elaboró una colección de imágenes y les aportó un sentido conceptual sino que además, lo convirtió en un fin artístico, un objeto estético tan autónomo y expresivo como cualquier otro. 
Gracias a este trabajo, Krull –que por aquel entonces había entablado ya amistad con algunas de las principales figuras de la vanguardia parisina, se convirtió en una de las figuras más destacadas de la vanguardia fotográfica.
Este protagonismo, le valió a Krull, un puesto en la nueva revista fotográfica VU, donde comenzó a trabajar como fotoperiodista, desarrollando reportajes sobre cuestiones sociales en los que destacaba por su novedoso tratamiento de los temas, con trabajos sobre las clases trabajadoras y humildes de París.
También trabajó para otras revistas punteras de la época destacando entre los demás artículos gracias a imágenes que a menudo resultaban desconcertantes, atípicas y libres de los corsés estéticos.
Fue una de las primeras fotógrafas de guerra, al igual que Lee Miller. Con el inicio de la Segunda Guerra Mundial, huyó de Francia para unirse en África, a las fuerzas de la Francia Libre, del general De Gaulle, trabajando como propagandista. También acompañó a las tropas estadounidenses en el desembarco en la Provenza, en agosto de 1944 y más tarde, al Primer Ejército Francés hasta el final de la guerra, fotografiando durante este tiempo los campos de exterminio de Strutthof y Vaihingen, en cuya liberación participó en 1945.
Finalizada la guerra, la fotógrafa se trasladó al sudeste asiático, para cubrir como corresponsal del conflicto de Indochina.
De allí, viajó al norte de la India, a finales de los años sesenta, donde se convirtió al budismo y fotografió miembros de la comunidad tibetana. 
Su último proyecto fotográfico fue la publicación en 1968, del libro Tibetanos en India.
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