7 de febrero 1923 – 19 de setiembre 2006
“Nunca supe utilizar zapatos de tacón, mis zapatos de piso me ayudaron a llegar más lejos.”
Tras abandonar la universidad, con apenas 21 años, comenzó a trabajar como asistente y después como fotógrafa en el diario local The Courier-Journal, donde todos los varones habían sido llamados a filas a causa de la guerra. Pero su trabajo apenas duró un año. En 1944 comenzó a trabajar para la revista Life, primero en Los Ángeles, donde arrancó su largo romance con las estrellas de cine y donde también hizo foto fija para películas de Fritz Lang, entre otros.
Después la revista la trasladó a Washington donde fue testigo de los juicios del Comité de Actividades Antiamericanas organizados por el senador McCarthy. Y entre las fotos con las que Holmes ilustró aquellos procesos destaca otro clásico: Humphrey Bogart, Danny Kaye y Lauren Bacall sentados entre el público y escuchando atentamente a un testigo.
"Me sentí como Ginger Rogers corriendo hacia atrás en tacones". Desde entonces sólo utilizó zapatos planos para trabajar y pantalones. En 1950 Holmes fue incluida en la lista de los 10 mejores fotógrafos de todo el país.
En 1952 conoció durante una sesión de fotos al que se convertiría en su marido, Arthur Waxman, manager del Actor's Studio, donde Holmes fotografió a todas las grandes estrellas de cine del siglo XX. A partir de ese momento decidió dejar Life y hacerse freelance. Siguió trabajando para la revista pero lo combinó con encargos para múltiples publicaciones.
La foto favorita de su carrera, según contó años después, fue una imagen tomada en 1949 del cantante Billy Eckstine rodeado de fans. Una mujer sonríe ensimismada mientras apoya su cabeza en el hombro del artista. Uno de los editores de Life dijo que no se podía publicar porque el cantante era negro y las fans blancas. "Era antes de que arrancara el movimiento por los derechos civiles. Tuvimos que llamar al fundador de la revista, Henry Luce, para que decidiera", recordaba Holmes. Luce vio la foto y dijo: "Publicadla". Holmes siempre se sintió orgullosa de aquello.
Firmó una de las fotografías que dio a conocer al mundo la técnica del pintor Jackson Pollock, máximo representante del expresionismo abstracto estadounidense. En la célebre imagen que tomó Holmes tras pasar un fin de semana junto al artista y su mujer, la también pintora Lee Krasner, se veía a Pollock de rodillas sobre su famoso cuadro Número 1 con una brocha en una mano y un bote de pintura en la otra. Aquella fotografía ilustró un reportaje para Life de 1949 titulado Jackson Pollock: '¿Es él el artista vivo más importante de Estados Unidos?' que aceleró la carrera del artista hacia el estrellato. Según el crítico de arte de The New York Times Phillys Braff, aquella sesión de fotos fue fundamental para entender el método de trabajo de Pollock y para humanizar su figura.
Comentarios
Publicar un comentario