Shōmei Tōmatsu
16 de enero 1930, Nagoya - 14 de diciembre de 2012, Nagoya (Japón)
"Si tuviera siete vidas, en todas seria fotógrafo”
Fue un fotógrafo que examinó de forma penetrante a su propia nación en un punto de no retorno tras la bomba atómica.
Shomei Tomatsu impulsó una fotografía visceral, vibrada, barrida como componentes de una imagen que busca expresar la frustración y el conflicto que caracterizó el tiempo que le tocó vivir.
A los 29 años fundó la agencia Vivo con otros dos grandes de la fotografía en Japón: Ikkō Narahara y Eikoh Hosoe. Posteriormente estableció la editorial Shaken y la revista trimestral Ken, especializándose en el reportaje social con un lenguaje crítico que incluye elementos simbólicos y surrealistas.
Frente a su atenta mirada desfilaron objetos y personas animalizadas, paisajes oníricos, amores indecentes, «hibakushas» de caras desgarradas por los efectos de una de aquellas dos bombas que cambiaron la historia, muchachos risueños ajenos a la tragedia, misteriosos personajes que no sabemos si bailan, si huyen o si todo a la vez…
Fue testigo del desastre atómico, del impacto de la ocupación estadounidense durante la posguerra, de la pérdida de valores de una juventud cautivada por la cegadora modernidad del victorioso.
destaca su fotografía de aquella botella fundida en Nagasaki (1961). Es una imagen que recuerda el cuerpo de un animal sin piel: una imagen surrealista de una punzante poética.
Destaca su participación de 1974 en el MOMA de Nueva York en la exposición titulada «Nueva fotografía japonesa» y la retrospectiva de 2011 en el Museo de Arte de la Ciudad de Nagoya, «Tomatsu Shomei: Fotografías, un estudio exhaustivo de su obra». El Museo de la Bomba de Nagasaki alberga 614 de sus obras.
Una neumonía se llevó al maestro a los 82 años, habiendo cumplido su misión de inmortalizar algunos de los acontecimientos clave de la segunda mitad del siglo XX en Japón, así como las sutilezas de aquellos seres con los que compartió escenario vital.
John Szarkowski, director de fotografía del MoMA dijo que «Tomatsu es la figura central de la fotografía japonesa reciente; sus imágenes son una respuesta intuitiva a la experiencia de la vida misma.»
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