Gianni Berengo Gardìn

 Gianni Berengo Gardìn
 10 de octubre de 1930, Santa Margherita Ligure (Italia)

"Fotografío a personas que normalmente no son fotografiados."

Comenzó a dedicarse a la fotografía a principios de la década de 1950. A partir de ese momento no dejará de fotografiar, acumulando así un monumental archivo fotográfico capaz de contar la evolución del paisaje y la sociedad italiana desde la posguerra hasta nuestros días.

 

Desde el principio, centró su atención en una variedad de temas que van desde lo social, la vida cotidiana, el mundo del trabajo hasta la arquitectura y el paisaje. Berengo Gardin es, por lo tanto, un fotógrafo ecléctico

 

Sus fotografías abordan diversos temas, pero la investigación social es lo que más caracteriza la obra de Berengo Gardin: "Mi trabajo no es en absoluto artístico" explica el fotografo "y no quiero pasar por un artista. El compromiso del fotógrafo no debe ser artístico, sino social”.


En la década de 1970, junto con Carla Cerati, realiza Morire di Classe, un reportaje sobre los manicomios italianos, que fue un auténtico shock para el país. La fotografía entró a la fuerza dentro de las estructuras cerradas e hizo luz sobre condiciones y situaciones que hasta entonces no debían mostrarse.

 

   Berengo Gardìn tocó muchos otros temas como por ejemplo las problemáticas relacionadas con el paso de grandes barcos en su amada Venecia, lo que lo llevó al centro de una amarga polémica con el alcalde de la Serenissima.

Incluso las numerosas fotografías de besos por las que es famoso, en realidad tienen un trasfondo que revela la intención de analizar un fenómeno social: “Cuando yo era joven en Italia estaba prohibido besar en público, te podían arrestar por ultraje de pudor, cuando llegué a París, donde todo el mundo se besaba todo el tiempo, me convertí en un voyeur. Me parecía tan extraño que la gente pudiera besarse en cualquier lugar: en la calle, en el autobús, en el tren, que tenía envidia y ganas. robarme estas fotografías de besos y la sensibilidad por los besos me ha quedado un poco pegada, como si todavía estuviera prohibido hacerlo en público, mientras que ahora en la calle hacen todo tipo de besos, incluso demasiado más allá de los besos. la idea romántica del beso robado, sin embargo se mantuvo, como antes, cuando se robaron los besos y eso me interesó mucho."

 
 
 
 

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