Tras haber conocido su proyecto fotogáfico BEHAVE en el Centro Cívico Pati Llimona (artículo AQUÍ), entrevistamos a Marina Plana, con el propósito de conocer más a fondo las intenciones que le motivaron a realizar las imágenes que componen su trabajo.
FM.: BEHAVE es una obra que trata de ir más allá del género binario, ¿cómo cree que nuestra sociedad influye en la autodeterminación de uno mismo?
M.P.: Influye totalmente en la autodeterminación de un individuo. Las creencias, las costumbres, las dinámicas familiares, los vínculos con otros seres humanos...100% forman quién somos. Y muchas veces es muy complicado salirse de lo que ya se conoce o lo que es convencionalmente "normal".
FM.: En muchas ocasiones ha afirmado que BEHAVE es un proyecto que nació desde la necesidad de conocerse a sí misma y en un primer momento las imágenes las realizaba simplemente como un instrumento para el autodescubrimiento. ¿De qué manera decidió hacer público un trabajo tan íntimo y personal?
M.P.: Pues sí, era algo que yo hacía (y sigo haciendo) de manera muy natural y a modo terapéutico conmigo misma. No te se decir el momento exacto en el que decidí hacerlo público pero creo que pasado un tiempo pensé que esto era algo de lo que quería hablar pero no sabía de qué forma. Empecé a subir algún autorretrato en mi cuenta de Instagram con reflexiones escritas y tuvo muy buena acogida. De alguna forma, presentarme de manera tan vulnerable al mundo me hacía sentir más fuerte, así que seguí haciéndolo hasta que se me presentó la oportunidad de hacer un proyecto con cara y ojos y empecé a conceptualizar y trabajarlo mucho más.
FM.: Sus imágenes tienen una estética propia muy fuerte y de impacto, que se caracteriza por colores vivos, una luz frontal bastante dura y mucha cercanía de la cámara al rostro. ¿Qué quiso transmitir con estas elecciones formales?
M.P.: Como he mencionado anteriormente, mi manera de retratarme es siempre bastante impulsiva y espontánea y la mayoría de veces no tengo algo concreto que quiera hacer y todo va surgiendo al momento. Dicho esto, es verdad que me interesaba mucho poder crear formas, colores y sombras extrañas para buscar un cuerpo diferente en cada fotografía. También quiero recalcar que todas las fotografías son analógicas por lo que yo ponía el disparador automático, me colocaba y no veía las fotos hasta que no las revelaba y creo que este también es el éxito de esta estética tan concreta, el no saber qué va a salir te hace experimentar más y no tenerle miedo a estar delante de la cámara con luces muy duras o utilizar el zoom.
FM.: El proyecto se desarrolla a través de distintas disciplinas, en concreto fotografía, video y texto. ¿Cuáles fueron las funciones de cada uno de estos medios expresivos y en qué momento los utilizó?
M.P.: Las fotografías siempre fueron lo principal, a partir de ellas, se crea todo lo demás. Cuando empecé a trabajar más en el proyecto, me di cuenta que quería hacer un cuerpo de trabajo más completo e integrar otras disciplinas.
En el caso del audiovisual, tenía ganas de implicar otras personas en el proyecto y a la par incorporar texto. El vídeo es un medio con el que siempre me he sentido muy cómoda y me gusta experimentar con él. Cuando estaba en la fase de documentación del proyecto hablé con otras personas queer y no binarias (que encontré por redes sociales) para compartir reflexiones, pensamientos y tener información distinta a la que yo tenía. Lo grababa en audio simplemente para tenerlo para mí, escucharlo en casa, tomar notas, tener otras perspectivas. Cuando salió la oportunidad de hacer el vídeo del proyecto pues me pareció que este material era muy interesante para incorporar y así lo hice.
Aquí también se crea el texto, que es como un manifiesto sobre el proyecto. Son reflexiones muy directas y claras que refuerzan los ideales que quiero transmitir. También lo incluí en las paredes de la exposición y en el fotolibro.
FM.: Su muestra en el Centro Cívico Pati Llimona, propone a los visitantes rellenar unos cuestionarios en los cuales se les pregunta sobre su género y la relación que tienen con ello estimulando una reflexión sobre la identidad personal. ¿Podría aclarar sus intenciones?
M.P.: Me interesa que el visitante sea partícipe del proceso y pueda cuestionarse cosas que yo me he cuestionado trabajando con BEHAVE. Me crea mucha curiosidad saber qué piensan las personas que vienen a ver la exposición y además al ser una encuesta anónima puedo crear un espacio seguro para que la gente se exprese con total libertad. A lo mejor hay personas que se han cuestionado su identidad de género pero por miedo no han podido hablarlo con su entorno, pero cuando se encuentran con un papel en blanco en una exposición pueden expresarse mejor porque no van a ser juzgados por nadie.
FM.: BEHAVE es también un fotolibro, ¿le apetecería contarnos cómo fue su creación?
M.P.: En la era tan digital en la que vivimos dónde consumimos un montón de imágenes por minuto echaba de menos tener algo físico, para poder moverlo, pasar páginas, ir para adelante y para atrás...Y así lo hice. Me hace sentir que es BEHAVE es también un objeto móvil, más humano, que puede pasar de mano a mano. Sigue la estética fuerte de las imágenes usando el rojo como color principal del proyecto.
FM.: ¿Da este proyecto por acabado? ¿Tiene nuevos proyectos en mente, para un futuro cercano?
M.P.: La vida son etapas, abrir y cerrar espacios de diálogo. Doy por acabado el universo BEHAVE pero no los autorretratos ni la exploración personal a través de ellos. El cuestionarme qué rol tengo en la sociedad y cómo me afecta nacer con el cuerpo que he nacido es algo que siempre estará presente y quiero que siga siendo parte de mi trabajo fotográfico y artístico.
Siempre estoy creando y pensando nuevas formas de expresar mis emociones a través de mi obra. Quiero explorar otras disciplinas y técnicas y combinarlas con la fotografía. Me gustaría seguir haciendo proyectos como BEHAVE en los que me cuestiono problemáticas sociales a través de mi propia experiencia.
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